Subrogación hipotecaria: ¿qué es y cuales son sus ventajas?
El concepto de subrogación hipotecaria lleva ya mucho tiempo pululando por el mundo del sector inmobiliario y hoy queremos aclararlo para que no os queden más dudas al respecto. En este post os explicaremos qué es la subrogación hipotecaria y os contaremos algunas ventajas que puede proporcionarte esta práctica. ¡No perdáis detalle!
Subrogar, en términos generales, es sustituir en una obligación o derecho a la persona que los poseía.
El término “subrogación” en ámbito hipotecario significa cambiar alguna de las partes del contrato.
Hoy os hablaremos de los dos tipos principales de subrogación hipotecaria: del deudor y del acreedor.
La subrogación del deudor es aquella en la que se cambia el titular de la hipoteca. Este caso puede darse cuando compramos una casa, por ejemplo, que ya está anteriormente hipotecada. El banco tiene la posibilidad de no admitir al deudor si éste no cumple los requisitos o no pasa el estudio de riesgos al que será sometido. De este modo nos dan la posibilidad de asumir la deuda ya existente sin tener que pagar más impuestos.
El segundo tipo es la subrogación del acreedor. Este tipo de subrogación se lleva a cabo cuando se cambia nuestra hipoteca de un banco a otro. Estas prácticas comenzaron a favorecerse desde el gobierno para que la competencia entre entidades bancarias fuese mayor. Es aquí donde podemos hablar de ventajas:
Al cambiar de banco, el cliente suele tener una mejora general en las condiciones de su hipoteca sin haber contratado una nueva ni haber cancelado la anterior.
En cuanto a la subrogación hipotecaria del deudor, una de las grandes ventajas de la subrogación es el gran ahorro en costes como actos jurídicos, documentales, gestores… Hay que valorar con tranquilidad qué nos compensa más: las mejores condiciones que nos ofrece otra entidad bancaria o el ahorro de gastos que tendremos si nos quedamos con la hipoteca que ya está contratada.
Normalmente sale más rentable pagar los gastos de subrogación (1% sobre la cantidad que queda por pagar) que contratar una hipoteca nueva desde el principio. ¿Qué quiere decir esto? Que si nos encontramos con que queremos comprar una casa que ya está hipotecada, seguramente salgan unos gastos más bajos si subrogamos la hipoteca que ya está contratada y la cambiamos por otra entidad bancaria. Si renunciamos a la hipoteca que ya está estipulada para después comenzar de nuevo con una nueva en otro banco, los trámites serán más largos y los costes, mayores.
Se trata de una decisión que hay que pensar con calma y estudiar al detalle la rentabilidad que te ofrecen ambas opciones. Esperamos que este post os haya sido de ayuda y que tengáis en cuenta tanto las ventajas como los inconvenientes.
Si os sentís perdidos durante el proceso, siempre podéis acudir a profesionales para aseguraros bien antes de iniciar los trámites. ¿Y vosotros? ¿Ya habéis llevado a cabo algún tipo de subrogación hipotecaria? ¡Nos encantaría saber vuestra experiencia!
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